lunes, 25 de febrero de 2019

MANIFEST: POR LA DIGNIDAD PROFESIONAL DOCENTE ¿QUIEN ADOCTRINA?


Gea-Clío y Socialsuv
Estos días convulsos, donde se opina rápidamente de todo sin medir las consecuencias de las palabras pronunciadas, se ha puesto en entredicho la autonomía crítica y libertad de cátedra del profesorado (artículo 20.1.c de la Constitución española de 1978). Y se acusa de manipular la educación escolar a uno de los sujetos más relevantes: el profesorado.
La libertad de cátedra es, en palabras del Tribunal Constitucional, "una proyección de la libertad ideológica y del derecho a difundir libremente los pensamientos, ideas y opiniones de los docentes en el ejercicio de su función. Consiste, por tanto, en la posibilidad de expresar las ideas o convicciones que cada profesor asume como propias en relación a la materia objeto de su enseñanza, …" (Sentencia 217/1992 del Tribunal Constitucional, publicada en BOE del 23/12/1992).
En consecuencia, el recurso a la manipulación de los contenidos escolares que indican algunos diputados, especialmente de los partidos conservadores, es falso. Es un argumento que se contradice con los principios constitucionales y con la necesidad de una argumentación académica de autoridad. Y ello es precisamente lo que se cuestiona en las interpretaciones torticeras de los diputados que aluden a la manipulación para subestimar la capacidad de autonomía crítica del profesorado.
Resulta incomprensible que en el momento en que se reivindica la autoridad del profesorado para mejorar la calidad educativa se aluda a la manipulación como un efecto perverso de la acción de enseñar. Claro está, el contexto en que se produce nos permite explicar dicha contradicción. Existen pruebas judiciales que atestiguan que algunos diputados y altos cargos políticos quieren legitimar su autoridad y liderazgo en unos títulos universitarios que son fraudulentos, o sencillamente no existen. Desde esta autoridad se impugna la autonomía crítica de los/las docentes para ejercer su profesión, poniendo en el centro de la diana precisamente a los/las docentes que con mayor libertad pueden hacerlo: los de la Pública.
Y además se alude a la articulación del Estado, a la configuración histórica de las nacionalidades en España desde una superficialidad manifiesta. ¿Cómo se puede hablar de una nación española desde tiempos de los Reyes Católicos o El Cid? Las investigaciones históricas son determinantes para mostrar con documentos oficiales la pluralidad de reinos e instituciones en la denominada España moderna. Seguramente, el reconocimiento de la complejidad, un poco de humildad y un poco más de estudio histórico,  ayudaría a formar una opinión pública con criterio propio y serenidad para afrontar los conflictos  presentes. Los profesores y profesoras no podemos mirar hacia otra parte. Es responsabilidad del profesorado, promover en sus aulas esta mirada compleja, abierta y serena a la realidad, en la que nuestro alumnado crece como persona ejerciendo la ciudadanía.

Desde el grupo de innovación didáctica Gea-Clío y desde el grupo de investigación universitario de Didáctica de las Ciencias Sociales, SOCIAL(S), queremos hacer un llamamiento a la dignidad de los/las docentes de la enseñanza en cualquier nivel (Infantil, Primaria, Secundaria, Universidad) y a que alcemos nuestra voz contra aquellos que desprecian la educación o simplemente la desconocen.


2 comentarios:

  1. Estoy totalmente de acuerdo con lo expuesto en el manifiesto ya que me parece una falta de respeto que los políticos acusen de adoctrinar en nuestras aulas por enseñar la disciplina para la que nos hemos estado formando durante tantos años. Además, no es extraño que el adoctrinamiento que denuncian los políticos de nuestro país (casi siempre de tintes conservadores) siempre suela vincular-se con la manipulación de la historia o, en el caso de mi tierra, (el País Valenciano), la lengua.

    Estas denuncias, así como también la opinión gratuita y relativista que cualquiera puede hacer de prácticamente cualquier tema, ha hecho que, en múltiples ocasiones, la voz de aquellos que realmente son especialistas en el tema sea equiparada a un mismo nivel que a la de cualquier individuo no especializado; para reforzar esta idea me gustaría poner el ejemplo de muchos políticos y también periodistas que realizan publicaciones diarias sin tener formación en el pensamiento histórico pero que, por su capacidad de difusión hacen que su opinión llegue a más gente que lo que pueda publicar un historiador en un libro de 300 páginas.

    Otra cosa interesante que me gustaría aportar seria la idea de la expresión de opinión en las aulas que es otro de los motivos por los que se acusa a los profesores de adoctrinar a sus alumnos. A mi parecer, creo que dar una opinión personal en el aula no debe ser motivo de ser censurada ya que es solo eso, una opinión personal, y con ello no se está animando al alumnado a que adopte esa opinión como la única y la mejor. Un caso diferente seria la educación en valores democráticos y justos con todos los componentes de la sociedad (mujeres, extranjeros, colectivo LGTB) la cual debería constituir el más importante pilar al que deberíamos acogernos los profesores a la hora de enseñar, pues solo con estas ideas podremos llegar a conseguir una sociedad más igualitaria y justa; por ello, en este caso, la opinión contraria a estos valores no se debería aceptar como una opinión igual de respetable ya que son visiones intolerantes con los demás y, por ello, se debe combatir en las aulas.

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  2. Adrián González Romero24 de mayo de 2019, 3:58

    Vivimos en la actualidad una situación política totalmente extraordinaria que afecta en gran medida a la educación en nuestro país. En efecto, la educación ha servido, desde la Transición, como arma arrojadiza de las diversas fuerzas políticas, fundamentalmente aquellas que han ocupado la presidencia del Gobierno. Buena prueba de ello han sido las contínuas modificaciones de las leyes de Educación, una serie de cambios que han afectado, en especial, al campo de las Ciencias Sociales. Efectivamente, este área de conocimiento ha sido uno de los grandes blancos de la disputa política y el objetivo de numerosas críticas, pues se trata del área más susceptible de ser acusada de manipuladora o de adoctrinadora, más aún si tenemos en cuenta la finalidad que la gran mayoría de los docentes de esta disciplina creen que ésta debe cumplir, como es formar futuros ciudadanos libres y autónomos, críticos con su entorno y capaces de tomar sus propias decisiones.
    Esta finalidad se entiende desde los sectores más conservadores de nuestra sociedad como la voluntad de la izquierda por adoctrinar a los futuros ciudadanos, entendiendo que, básicamente, se les dice a los alumnos qué deben votar, o qué está bien y que está mal. Sin lugar a dudas no han entendido nada, pues la voluntad de los profesionales de las Ciencias Sociales no es determinar el resultado o el rumbo político de este país, sino simplemente dotar de los intrumentos necesarios para que nuestros alumnos sean capaces de decidir libremente y siendo conscientes de qué decisiones se toman y porqué motivos. En definitiva, pretendemos dotarles de un pensamiento lo suficientemente crítico como para que se sientan libres de decidir y de escoger líbremente, sin presiones, sino basándose siempre en el razonamiento. No cabe duda que a determinados políticos esta cuestión les estremece, pues prefieren un pueblo que se asemeje, más bien, a un rebaño de ovejas, fácilmente dirigible, que una ciudadanía crítica, que marque su propio futuro.
    Esta cuestión es más que necesaria pues no solo depende de ello el futuro político de nuestro país, también depende de ello el futuro de nuestro planeta, aquejado por el gravísimo problema del cambio climático, que muchos intentan ocultar o negar, así como otros problemas, como la desigualdad de género o los problemas que siguen afectando a la población LGTBI.
    En definitiva, una educación que aporte una visión crítica del mundo actual y del entorno es más que necesaria, más aún en el contexto actual, marcado y mediatizado por el exceso de información que la prensa e Internet nos ofrecen, exceso de información en muchas veces engordado por las llamadas fake news. No será sino con unos alumnos formados con el pensamiento crítico como lograremos superar esta situación.
    No obstante, debemos hacer también un ejercicio de autocrítica desde la propia disciplina, pues en muchas ocasiones el grueso de la población no ha entendido qué se pretende hacer y para qué. Sigue existiendo una brecha demasiado grande entre los profesionales de la disciplina y la ciudadanía, una brecha que debemos superar para transmitir más y mejor cuál es nuestro objetivo. A su vez, debemos recuperar la disciplina y recordar que no deben ser sino sus expertos y docentes quienes trabajan e investigan sobre la misma, ya que ésta ha sido apoderada por muchos periodistas todólogos que han vertido falsedades interesadas y manipuladoras de la realidad, las cuales se han extendido como la pólvora entra la opinión pública.
    En conclusión, si no recuperamos la disciplina y no dotamos de mayores y mejores instrumentos a nuestros alumnos para ser críticos con todo aquello que les rodea, habremos fracasado en el cumplimiento de nuestra finalidad, que no es otra que educar, no adoctrinar ni españolizar a nadie.

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