lunes, 6 de junio de 2011

"Indignaos" de Stéphane Hessel

O Conselho de Dirección do Geoforo aprobou publicar como NOTICIA o folheto de S. Hessel que tivo amplo eco na movilización social dos povos de Europa. Tal como sucedera no caso do debate entre H. Capel e Jean P. Garnier (http://www.ub.edu/geocrit/sn/sn-353/sn-353.htm) do que dimos conta no mesmo Geoforo, estes documentos entendemos que son moi valiosos para difundir o espírito crítico sobre a cidadanía e o espacio.

6 comentarios:

  1. El folleto de S. Hessel supuso una llamada a la conciencia de las personas, para abandonar el status de clientes y reivindicar su posición de ciudadanos.
    Cuando ha pasado el momento de la euforia y de la ira contra los que asaltan el Estado del Bienestar es bueno que podamos reflexionar desde el Geoforo sobre lo que supone el papel del Estado en la regulación de las desigualdades sociales que se producen por el nacimiento y cómo este modelo es una alternativa a las redes clientelares y mafiosas que existen en algunos barrios y pueblos de nuestros territorios.
    No podemos olvidar que el principio más importante de la educación es alcanzar la autonomía de criterio y el desarrollo de la personalidad. Por eso sería importante exponer en este momento las ideas que permiten relacionar la explicación del espacio público en la enseñanza de la geografía con los movimientos sociales de los Indignados.
    Un saludo
    Xosé M. Souto

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  2. Sociedad política y sociedad civil. El movimiento 15-M Parte 1

    Me faltan datos para poder afirmar que el movimiento 15-M reivindica la construcción de una nueva sociedad, y/o que reclama nuevas formas de participación política. Sí estoy convencido de que se trata de un movimiento suscitado por una doble concurrencia: la percepción del fracaso de las ideologías de izquierda al dar respuesta a los requerimientos que la crisis económica ha planteado, y el desarrollo de nuevas formas de comunicación social implementadas por el desarrollo de las “redes sociales”. Vayamos por partes.

    En primer lugar, llama la atención la diversidad ideológica del movimiento, que lo hace atípico para estos tiempos, monopolizados por la bipolaridad derecha-izquierda (aunque bajo estas categorías no se puedan incluir las acepciones políticas clásicas que las han caracterizado), que sólo tiene en común la expresión de rechazo hacia una clase política que ha implantado un sistema de gestión y control cerrado, bastante corrupto, y muy alejado de las opiniones de la ciudadanía. Estas tres cuestiones recuerdan tres viejos lemas de la izquierda española: participación, honradez y defensa de los valores populares.

    No obstante, creo que, para entender bien el origen y características de este movimiento, hay que analizar el contexto en el que surge: una crisis económica que está teniendo una duración mayor de la esperada, y ante la que la izquierda mayoritaria y gobernante ha pasado de sostener tradicionales políticas keynesianas a otras neoliberales, guiadas por las demandas e intereses de “los mercados”. Ambas políticas han puesto a España en una situación de fuerte endeudamiento y con un horizonte de “intranquilidad” ante futuros nuevos “recortes sociales”. Este contexto es nuevo:
    1. Nadie ponía en duda antes la viabilidad del estado del bienestar. Sólo los neoliberales más radicales se atrevían a hacer públicas pretensiones y objetivos que hoy se han convertido en políticas contra la crisis.
    2. Nadie podía imaginarse que la izquierda socialista adoptaría argumentos y políticas que antes estaban reservados a la derecha.
    3. Nadie podía imaginarse la existencia de fuerzas económicas (“los mercados”) que fuesen tan fuertes como para doblegar a los estados.

    Es importante este contexto porque permite entender que quienes habían venido confiando en el discurso de esta izquierda socialista, que se apoyaba en la utopía de un progresivo incremento en las prestaciones del “estado del bienestar” hasta alcanzar niveles en los que la percepción de las brechas sociales se diluyese en una situación de “seguridad”, hayan quedado completamente desorientados: no pueden confiar en una derecha que ya utilizaba esos discursos liberales antes, pero tampoco pueden hacerlo en una izquierda que utiliza un lenguaje nuevo y contradictorio con el anterior.

    Javier Velilla Gil

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  3. Sociedad política y sociedad civil. El movimiento 15-M Parte 2

    Hay dos aspectos que no podemos olvidar: los recortes sociales están haciendo que los mecanismos de “seguridad” de los ciudadanos se tambaleen, especialmente de los que se sienten más frágiles: los jóvenes, acuciados por una terrible tasa de paro y un sistema educativo en crisis, y los mayores, que han vivido una congelación de sus pensiones y están sintiendo las amenazas que se ciernen sobre el propio sistema de las mismas. Es un tema muy relevante: el “estado del bienestar” había generado un elevado nivel de confianza en el Estado, tan alto que los ciudadanos habían olvidado ya la posibilidad de ponerlo en tela de juicio, y con esa posibilidad, la ser agentes de cambios sociales transcendentes. El roll del ciudadano se asimilaba al del votante, que cada cuatro años elegía, entre dos opciones muy similares, quién administraría mejor ese estado del bienestar. Un tema digno de estudio es investigar hasta que punto el desarrollo del “estado del bienestar” ha venido acompañado por el “secuestro” de la sociedad civil. En mi opinión, no se trata de un secuestro intencionado, sino de la implementación de un amplio conjunto de factores que han propiciado que los ciudadanos hayamos ido progresivamente olvidando (o renunciando) a nuestra capacidad para la acción social, para cambiar el mundo. No se trata del concepto marxista de “enajenación”: no es un hurto, ni la deliberada acción de una clase dirigente por engañar o confundir a los ciudadanos. Pienso, más bien, en la generalización de una percepción de “perpetua seguridad colectiva” en la que la posibilidad de cambio es vista como una irresponsabilidad.

    Un segundo aspecto es que estas políticas están “viniendo desde la Unión Europea”, haciendo que el mito que las sociedades ibéricas tenían de la Europa del norte, como un conjunto de sociedades eficaces, con un elevado nivel de seguridad e igualación social sea puesta en entredicho.

    ¿En qué puede confiar el conjunto de ciudadanos que cree en la posibilidad del progreso social, si los elementos sobre los que pivotaba la construcción de la ideología de la izquierda socialista han desaparecido? No es de extrañar que muchos ciudadanos manifiesten su desazón ante esta realidad, que hace cuatro años parecía imposible, y que esa desazón adopte la forma de indignación ante una clase política que ha realizado su tránsito ideológico obviando a sus votantes y a sus seguidores, y que ahora es vista como un grupo cerrado con intereses propios y ajenos a los del conjunto de la sociedad.

    En segundo lugar, es muy revelador la forma en la que se ha organizado este movimiento: surgido a través de la utilización como medio de comunicación (y al principio de debate) de las “redes sociales”, y plasmado en “acampadas” en sitios emblemáticos. “Acampadas” que se muestran como lugares de debate y como “lugares alternativos” al ámbito político. Esto es, como manifestación de la “sociedad civil” frente a una sociedad política que es criticada y frente a unas instituciones, como los sindicatos, que, debiendo ser organizadores de la sociedad política, se han transformado en instituciones vinculadas a esta última, desvirtuando su esencia.

    Me parece interesante analizar este carácter “asambleario” porque podría ser motivo de algún equívoco. Para comenzar, podríamos decir que:

    • Ese modelo se ofrece como alternativa frente a las instituciones civiles y políticas convencionales, como expresión de la reivindicación de participación efectiva.
    • El carácter “asambleario” también cobra el papel de elemento de “lucha”, como manifestación de la oposición a un sistema de ningunea su participación.

    Javier Velilla Gil

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  4. Sociedad política y sociedad civil. El movimiento 15-M Parte 3

    Pero no podemos caer en la tentación de enraizarlo con las tradiciones anarquistas, que ofrecían la asamblea como alternativa al sistema; realmente, no creo que el movimiento del 15-M sea “antisistema”, al menos no en su mayor parte. Parece más bien la punta (grupos de jóvenes) de un iceberg, en cuyo seno se encuentra la reivindicación del papel de la sociedad civil como espina dorsal de la democracia. Esto es importante: se trata de una corriente de “renovación” democrática que parte de abajo, del malestar de una sociedad civil que ahora se siente maltratada.

    El asunto es cómo se plantea esa “renovación”. La acción política convencional orientaría ese cambio por la vía de la acción gubernamental, aunque tuviese que utilizar como arma política la “presión en la calle”. Pienso que, si se quiere mantener (parece que así lo están haciendo) la esencia reivindicativa del movimiento, que no es otra que la de la restitución del peso y el papel de la sociedad civil, debería trabajarse a medio-largo plazo en la línea de la expansión del movimiento, manteniéndolo ajeno a programas políticos, mediante la recomposición o construcción de instituciones aglutinadoras y organizadoras de esa sociedad civil, siempre al margen de las instituciones políticas. Digo recomposición o construcción porque es cierto que es necesaria una renovación estructural de las organizaciones clásicas (sindicatos, organizaciones vecinales, colegios profesionales, etc.), pero también lo es que hay elementos sociales nuevos que están determinando nuevas formas de comunicación y organización. Me refiero a las redes sociales.

    Las “redes sociales” han tenido una importancia capital en el surgimiento del movimiento y en su configuración:

    • Han sido capaces de convocar un amplio debate y de difundirlo, y de coordinar la “desvirtualización” del mismo en forma de “acampadas”. Esta “desvirtualización” no quiere decir que el movimiento haya pasado de la red a la “realidad”. No, el movimiento sigue teniendo su espina dorsal en la red, lo que sucede es que el poder de Internet le está permitiendo intervenir en la realidad.
    • Las formas de comunicación de las “redes sociales” han conformado su plasmación no virtual. Me explico: yo creo que el carácter asambleario y participativo tiene más que ver con su origen en esas nuevas redes sociales que en las trazas que hayan podido quedar de las antiguas estrategias anarquistas. Las “redes sociales” son un instrumento de comunicación abierto a la participación, que crean una “asamblea virtual” en la que los usuarios-amigos expresan su opinión, interactúan, añaden información, y crean opinión. En ellas reina la libertad (puedes decir lo que quieras, cuando quieras y donde quieras), la participación, la comunicación, el debate y la interactuación social, más o menos como en lo que llamamos asambleas. Pero, además, en las redes sociales se forma opinión, pero no de una forma clásica, mediante una argumentación cimentada en referencias al pasado o en la experimentación, no, se crea opinión por la propia existencia en la red, por la cantidad de veces que algo es comunicado o compartido. Esto es, en las “redes sociales” es relevante lo que circula por la red.

    Javier Velilla Gil

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  5. Sociedad política y sociedad civil. El movimiento 15-M Parte 4

    Esta última afirmación da que pensar. Primero por la posibilidad de manipulación que ofrece: quien sea capaz de gestionar la red puede generar certidumbres, ideologías, etc. Esto no es nuevo, ya antes quien gestionaba los medios convencionales de comunicación creaba opinión, lo que transformó a la prensa de organismo aglutinador de la opinión pública y la sociedad civil en aparato de los partidos y las instituciones políticas, pero ahora tiene un nuevo alcance: la gestión de las redes y el liderazgo no tiene una relación directa con la propiedad y la riqueza, es más democrática, y esa democratización se manifiesta en la adopción de las fórmulas asamblearias y en una reivindicación de participación que ya se da en la red, pro no en la sociedad real.

    ¿Qué hacen las ciencias sociales mientras tanto? Es evidente que la primera tarea es estudiar y analizar el propio movimiento 15-M y el contexto en el que surge, porque no es seguro que la corriente pueda a continuar (mucho menos tener éxito a corto plazo), al menos en sus formas actuales y con la resonancia que tiene, pero en lo que sí podemos tener certeza es en que el contexto (los factores) que lo han originado van a perdurar, y va a originar nuevos caminos y perspectivas en la vida social.

    Pero, pienso, que esta “explosión” reivindicativa si que debe tener otras consecuencias para las ciencias y, para las ciencias sociales, en particular. La percepción de la realidad como algo susceptible de cambio no debe quedar sólo en las plazas y “acampadas”. Esta recuperación de la sociedad civil como agente de participación y cambio debe tener, también, reflejo en la forma en la que las materias que enseñamos (y en las que investigamos) plantean su objeto de trabajo. De la consideración de una economía, unas relaciones sociales, un territorio, etc. como algo “ya hecho”, que es necesario conocer, se debe ir pasando a la de unas realidades originadas en un contexto, susceptibles de cambio, y en las que la acción de las personas es relevante.

    Sucede algo similar con el papel que se ha venido asignando al discente. La progresiva relegación al papel de sujeto que aprende debe cesar, ya no sólo didácticamente, sino desde el punto de vista de la propia organización escolar. No creo que s e trate de “obligar” a participar o de “encauzar” la participación (esa es la fórmula elegida en las últimas décadas para “desdemocratizar” las instituciones de enseñanza), se trata de favorecer que los escolares, los profesores y cuantos participamos en esas instituciones seamos capaces de organizarnos democráticamente, generando dinámicas de cambio, e interactuando unos con otros para construir un sistema educativo al servicio de la sociedad a la que pertenecemos.

    Javier Velilla Gil

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  6. Una excelente información que nos ofrece Javier en estas intervenciones. Coincido en gran medida con él a través de mi experiencia en Valencia.
    En las reuniones de la plaza acuden personas de la Universidad que hacen análisis de lo que suponen que está sucediendo. Colegas nuestros como Joan Romero, RAfa Chambó o Pedro Ruiz han intentado desvelar los motivos de la indignación de los jóvenes. Pedro Reques lo señalaba estadísticamente: están en paro y sobre formados para las tareas que realizan. Y por eso no tienen nada que perder: todo el tiempo para manifestarse.
    Pero el problema estriba en cómo pasar de la indignación al compromiso con una democracia ciudadana. Aquí surge la división de estrategias que se plasma en las tediosas, repetitivas y persistentes intervenciones en las asambleas.
    No obstante, hay una esperanza: retomar las organizaciones de base, ser más humildes y pensar localmente para actual globalmente. Me explico
    1.-Acudir a los barrios, como se está haciendo, y enterarse de las perspectivas de los problemas desde el vecindario. Entrar en las asociaciones y reconocer que hay personas que han trabajado mucho en estos años
    2.-Acudir a otras agrupaciones específicas (padres y madres de alumnos, culturales, de mujeres, de inmigrantes...) y escuchar atentamente lo que se demanda. A veces se cae en el error que se denuncia, como es ver desde la perspectiva de joven ilustrado los problemas que perciben de manera diferente "los otros"
    3.-Tener la paciencia y constancia para estudiar los problemas y comunicarse con otras asambleas y lugares. Actuar globalmente desde el pensamiento local, o sea a la inversa de lo que proclama el movimiento ecologista que ha hecho suya la proclama de las multinacionales
    Un comentario de un blog da para poco más. Pero invita a otras personas a participar. Y aquí radica nuestro reto como educadores de las ciencias sociales. ¿Sabremos estar a la altura del momento?
    Un saludo
    Xosé M. Souto

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